Hace sesenta y ocho años, el universo volvió a dejar en la tierra una gran bailaora catalana, otra creadora indudable del baile salvaje y arrollador: Antonia Santiago. A la Chana nadie la enseñó a bailar. Nació, igual que la Amaya, con el flamenco y el duende en el alma. Creó su estilo, lleno de riqueza y profundidad emocional, improvisando. La precisión, la velocidad y la originalidad de sus taconeos son impresionantes.
Este año, la directora croata Lucija Stojevic ha hecho justicia a esta grande con el documental La Chana, que nos muestras su vida, sus sentimientos más profundos y su arte. Se presentó en la clausura de los DOCS Barcelona de 2017. En breve estará en las salas de cine. Si tenéis la oportunidad de verlo, no os lo perdáis.
Si miráis la película Los Tarantos de Francisco Rovira Beleta (1963) y el documental La Chana de Lucija Stojevic (2016) comprenderéis qué es el Duende catalán y porqué tiene nombres propios.
He tenido el placer de estar entre sus alumnos más próximos y poder beber de la sabia de esta artista genial. Grande como bailaora, como maestra y como persona. Gracias Chana.
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