viernes, 6 de octubre de 2017

La pintura enamorada del flamenco I

Hoy os voy a hablar de la unión de la pintura y el flamenco a través de la historia. Han sido muchos los pintores que se han inspirado en el cante, el baile o la guitarra para iluminar sus lienzos. Cuando un arte tan grande como la pintura se pone al servicio del no menos grande arte flamenco, suceden cosas tan maravillosas como las que os muestro aquí. El tema es tan amplio que merece que le dediquemos atención en varias entregas.

La primera pintura de esta pequeña colección que os propongo es del barcelones Ramón Casas (1866-1932), que pintó su autorretrato vestido de flamenco el año 1883 con tan solo diecisiete años.

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Fue uno de los pioneros del cartelismo artístico en Cataluña y el primer pintor en asociar la imagen de una flamenca a la publicidad. Su primer cartel lo diseñó en 1897 para Els Quatre Gats. A partir de entonces,  gracias a sus pinturas, dignificó la que hasta ese momento se había considerado un arte menor. En 1898 Vicente Bosch, dueño de Anís del Mono, organizó un concurso de carteles para su producto. Lo ganó el joven Casas y la campaña con las figuras que llamó Las Manolas tuvo un éxito espectacular que transformó el mundo de la publicidad.

El año 1915, pintó La del Mantón Rojo. Un ejemplo de las pinturas en las que nos muestra mujeres con peineta, abanicos o mantón que reflejaban su gusto por el folklore de la época.





Otro gran pintor que reflejó la belleza de la mujer andaluza fue el cordobés Julio Romero de Torres (1874-1930). La inmortalizó junto a un instrumento tan flamenco como es la guitarra. En muchos cuadros las podemos ver sentadas, abrazadas a su instrumento o, como muestro en el segundo cuadro, que le puso por título Las Alegrías, mostrando toda la belleza de la mujer cuando baila ese maravillosos sentimiento que llamamos flamenco.




Vamos a cambiar radicalmente de estilo y de época. El colombiano  Fernando Botero, que nació en Medellín (Colombia) el año 1932 es uno de mis pintores y escultores favoritos. Es un autodidacta en su formación artística que ha sabido robarnos el corazón con figuras deformadas en un agrandamiento fuera de lo común pero con una expresividad mágica e inimitable. Juzgad vosotros mismos.





Y por último, quiero despedir esta pequeña muestra con una mujer que fue grande en las dos artes: La Chunga, una gran bailaora gitana y pintora naif. Inmortalizó la rumba catalana bailando descalza con un arte y una gracia tan grande que la hicieron musa de escritores como Blas de Otero, Rafael Alberti o León Felipe, y de pintores como Picasso, Dalí y Francisco Rebés. Éste último fue quien la animó a pintar.
Quien lleva el arte en las venas, como la Chunga, no importa de que manera lo exprese. Los mortales siempre encontraremos una manera de poder disfrutarlo. Yo nunca vi bailar en directo a la Chunga, pero sí he tenido la suerte de poder disfrutar de sus cuadros.

La Chunga bailando para Dalí. Foto vía Pinterest.com









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