domingo, 8 de octubre de 2017

Poemas flamencos por Soleares y Siguirillas

Antonio Machado, uno de los poetas más arraigados a la cultura popular, publicó en 1936 unas palabras que, viniendo de él, emocionan por su modestia: "escribir para el pueblo, ¡qué más quisiera yo!". Fue uno de los intelectuales que con mayor respeto y amor habían premiado las diferentes manifestaciones expresivas del pueblo. Heredó de su padre, Machado y Álvarez, la seguridad de que para conocer la historia de un pueblo había que estudiar sus cantares.

Machado y Álvarez dedicó muchos años al  estudio del arte, el folclore y el lenguaje popular. Se considera que su libro Colección de Cantes flamencos puede ser el origen de la flamencología. En él recoge una gran compilación del cante gitanoandaluz, sacando a la luz letras que probablemente se hubieran quedado escondidas en algún rincón de la memoria con el paso del tiempo.

A continuación os muestro algunas de las letras populares de dos palos grandes del flamenco: la Soleá y la Siguirilla. Las recogió don Antonio Machado y Álvarez (Demófilo) en el libro que antes os he mencionado, que publicó el año 1975.

Soleares:
¡Ay, pobre corazón mío!
Por más golpes que le doy
nunca se da por vencío.

¿Amarilla y con ojeras?
No te preguntes que tiene,
Que está queriendo de veras.

¡Ay, pobrecito de mí!
que he perdido el apetito
y las ganas de dormir.

Es tanto lo que te quiero,
que estoy durmiendo en mi cama,
abro los ojos y te veo.

¿Para qué  tanto llover?...
los ojitos tengo secos
de sembrar y no coger.

Quise cambiar y no quiso,
el pañuelo de lunares
por otro de fondo liso.

Soleares de 4 versos
A la reja de la cárcel
no me vengas a llorar,
ya que no me quitas pena
no me la vengas a dar.

De los hábitos de Judas
he de hacerte un delantal
para que lleves delante
tu insinia y falsedad.

Las jitanas y los jitanos
cuando estrenan un vestío
no se lo quitan del cuerpo
hasta que no esta rompío.

Tan imposible lo hayo
de tu querer apartarme,
como escribir en el agua,
o de una piedra sacar sangre.

Si  porque te quiero dicen
que estoy loquito perdío,
si todo el que quiere está loco
dime: ¿quien tiene sentío?

Cuando yo me muera
mira que te encargo
que con las cintas de tu pelo negro
me amarren las manos.

En tu escalera mañana
he de poner un letrero
con seis palabras que digan:
Por aquí se sube al cielo.

Siguirillas
La muerte llamo a voces,
no quiere venir;
que hasta la muerte tiene, compañera,
lástima de mí.

Fragua, yunque y martillo
rompen los metales,
el juramento que yo a ti te he hecho
no lo rompe nadie.
Esta copla se atribuye a un cantaor que se le conocía como El Viejo de la Isla

De tu pelo rubio
dame tu un cabello
para hacerme, madre, una caena
y echármela al cuello.

De cositas pasadas
no quiero yo acordarme,
porque me llora mi corazoncito
gotitas de sangre.

Por aquella ventana
que al campo salía,
compañerita, voces yo te daba,
no me respondías.

Si yo lo supiera
que no me querías,
yo renegara de Dios
y me fuera a la morería.

Foto vía: todocolección











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