Carmen Caparrós. Foto de Cristina Diestro
Me apena mucho que últimamente podamos disfrutar de tan poco flamenco en nuestra ciudad.
Ignoro cual debe ser el motivo por el que en un lugar como Barcelona, donde hay tantos y tan buenos aficionados a este arte, se programen tan pocos espectáculos de cante, guitarra o baile.
¿Cómo es posible que en una ciudad como la nuestra, donde han nacido algunos de los mejores artistas flamencos de todos los tiempos, se esté olvidando y abandonando?
Corren tiempos muy difíciles, no solo para el flamenco, sino para la cultura en general, parece que cada vez tenemos menos espacio, tiempo y dinero para alimentar el alma de nuestros ciudadanos.
Es una pena que se nos olvide que una sociedad en la que sus habitantes tienen la oportunidad de enriquecerse gracias a la danza, la pintura o la música en su múltiples facetas, se convierte en una sociedad valiente, en una sociedad rica, en una sociedad que cuando aprende a disfrutar de esa gran ventana abierta que es el arte, consigue soñar, crecer, ser grande económica y espiritualmente y, en muchas ocasiones, conocer la felicidad.
Porque nos merecemos ser felices, queremos más flamenco en nuestra ciudad.
Inflamada por la danza,
se quemó todo su cuerpo.
Voz y guitarra callaron
oprimidas por el miedo.
Cuando el fuego se apagó
y todo quedó en silencio,
cuatro guitarras de plata
purificaron su cuerpo.
Juan Velasco
Cuando escucho en tu guitarra
un cante por soleá
oigo en mi alma un silencio
que es música de verdad.
Música tan de verdad
que las estrellas se callan
para poderla escuchar.
José Bergamín
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